…como un artefacto complejo, la innovación social puede ser impulsada / mejorada / ayudada por el diseño porque es capaz de hacerla durar, puede ayudar a transformar las historias que nacen de abajo hacia arriba y construir no solo un proyecto que funciona para la comunidad y, por tanto, para la ciudad misma, sino un cuerpo teórico desde el que el diseño puede seguir creciendo.

Ezio Manzini

Como todos sabemos, el hombre desde sus orígenes ha desarrollado la capacidad de imaginar; imaginar aquello que aún no es y puede llegar a ser y es el diseño como disciplina quien estimula y profundiza estas capacidades innatas del hombre.

Dice Ezio Manzini que el diseño combina tres capacidades humanas: la capacidad de analizar con un sentido crítico; la de imaginar lo que no está y el pragmatismo para lograr los resultados esperados. Estas capacidades le permiten al diseñador actuar y romper con las formas tradicionales, reconectar, le permite innovar ante situaciones y dificultades que se presentan.

“…El énfasis en la construcción de lugar y en la práctica colaborativa, así como en el arraigo inequívoco del diseño para la transición a una visión ecológica, constituye, sin duda, una intervención ontológica –una ontología política del diseño” (Escobar, 2017, p.246).

Arturo Escobar (2017) habla de un diseño de transición que propone la “reinvención de lo humano” y nos convoca a la profundización de formas comunales de vida. En este sentido tanto éste como el diseño para la innovación social propuesto por Manzini son propuestas de diseño situadas ontológicamente con una fuerte determinación por desarrollar prácticas no eurocéntricas.

Cualquiera que sea el modo de diseño que prevalezca, “diseño para la transición”, “diseño para la innovación social”, implica que el conocimiento del diseño necesita ser repensado, hay un entendimiento común de que las transiciones son emergentes y plurales, con un carácter crítico de lo que está y constructivo hacia un cambio cultural amplio.

Desde nuestros territorios, el planteo de revincular con fuerza la universidad con la región y su cultura, construyendo un perfil humanístico para nuestros graduados; forjando profesionales comprometidos, situados y atentos a la dimensión política de nuestra disciplina; con prácticas y perspectivas de índole colaborativa; con raíces profundas en nuestros propios escenarios.

Con esta premisa nos atrevemos a arraigar el concepto de Ezio Manzini SLOC y aplicar la variación de estas palabras claves desde nuestras latitudes y territorios.

Para Manzini SLOC (Small, Local, Open, Conected) es esquema basado en la oportunidad de operar en entornos complejos, hacia una sociedad basada en el conocimiento y consciente de su entorno con objetivos de diseño sostenible,

Nuestra variable de SLOC: Sustentable – Latinoamericano – Ontológico – Colaborativo responde a conceptos claves de fortalecer los escenarios propios.

Sustentable

El concepto sustentable asociado al diseño hoy no debe ser una elección, sino una condición para la transición a una visión de respeto y cuidado ambiental. articulado por la puesta en valor y diálogo con saberes “extrauniversitarios” y otros.

Latinoamericano

Como una visión del territorio en el que interviene el diseño, el mismo tiene la particularidad de estar hecho de muchos mundos con una conexión indisoluble con la tierra y los seres vivos. Esta gran diversidad interna hace necesaria la construcción de puentes entre el diseño para las transiciones en el Norte Global y en el Sur Global, el rediseño del diseño desde dentro y desde fuera.

Ontológico

La mirada ontológica del diseño es reflexiva y pone en evidencia cómo el “diseño nos diseña”. Las herramientas que diseñamos son las que luego nos diseñan. El diseño tiene la capacidad de reflexionar e imaginar transformaciones que aún no existen que permitan nuevas herramientas para abordar nuestro mundo cambiante.

Colaborativo

El diseño colaborativo como una condición para el desarrollo de conocimientos y habilidades, que permite la construcción de colectivos más equitativos; donde el rol del diseño y el diseñador cumplen un rol fundamental con la articulación de saberes e integración de universidades y espacios no universitarios.

Docentes, estudiantes, investigadores, becarios, y toda la comunidad universitaria como así también profesionales, realizadores y productores, hemos desarrollado en este año y medio más que nunca nuestra capacidad de surfear situaciones que se nos han presentado de modo insolente e imperativo fortaleciendo nuestra capacidad para responder con lógica, agudizar la observación y la actitud crítica; y fundamentalmente nuestro espíritu colaborativo, aprendiendo diferentes y novedosas herramientas metodológicas y productivas  para construir escenarios de colaboración grupal.

Esta situación coyuntural no deseada ni esperada nos interpela y exige una reflexión que nos permita analizar alternativas para reconectar y recomponer, asumiendo lo vivido como una oportunidad que nos permita repensar un modelo sostenible.